BARCELONA: HISTORIA, ARQUITECTURA, COMIDA Y CULTURA

Nada como perderse entre los estrechos callejones medievales del Barrio Gótico (Ciutat Vella en Catalán) una noche de verano cualquiera. Allí, entre pequeños balcones y senderos empedrados se contempla el pasado histórico de más de 2,000 años de la antigua ciudad de Barcelona o Barcino, en latín, como bien se le conocía cuando fue colonia del imperio romano. Como prueba de ello se encuentra La Vía Sepulcral Romana, una pequeña necrópolis al aire libre que forma parte del Museo de Historia de Barcelona, y que está ubicada en la Plaza de la Vila Madrid. A unos cuantos kilómetros de distancia, se erige oronda la Catedral de la Santa Cruz y Santa Eulalia de Barcelona, la cual alberga en su interior un jardín con trece ocas blancas que según la leyenda simbolizan la purificación e inocencia de la patrona de Barcelona, Santa Eulalia, la edad en la que murió, y los trece martirios que le fueron impuestos por no renunciar a su fé cristiana. Los cimientos de este imponente edificio gótico fueron construidos sobre las ruinas de una basílica paleocristiana, de la cual aún se conservan algunas reliquias bajo tierra para el deleite de turistas y amantes de la arqueología. Hoy en día el Barrio Gótico alberga un sin fin de bares para poder disfrutar el sabor de un buen vermut, restaurantes internacionales, mercados y tiendas artesanales de talla mundial. Es un punto clave de la ciudad en el que convergen en perfecta armonía los vestigios del pasado con la multiculturalidad enérgica del presente.

Barcelona es sin duda una ciudad cosmopolita con más de un millón de habitantes, en un perímetro de 101.9 Km2,  que la hacen por excelencia un verdadero centro de intercambio cultural tanto en la península Ibérica como en el resto de Europa. Es así como marroquíes, paquistaníes, chinos, rusos, británicos, peruanos y franceses, entre muchos otros, conforman el perfil de los colectivos más numerosos de la ciudad, según las cifras actuales del Ayuntamiento de Barcelona y del Instituto Nacional de Estadística. El Raval es otro de los barrios más diversos e interesantes de esta ciudad polifacética. En él yace la iglesia y a la vez monasterio más antiguos de Barcelona, Sant Pau del Camp, que se remonta aproximadamente al año 980 y que en 1879 se le reconoció como Monumento Nacional por su valor histórico y riqueza arquitectónica. Otra perla cultural del Raval es el inconfundible mercado público de La Boqueria, un lugar perfecto que se puede acceder desde La Rambla, para degustar una gran variedad de platillos locales dispuestos a complacer a los paladares más exigentes. Con una ambiciosa selección que abarca desde frutas frescas, carnes, vegetales, mariscos, vino hasta nueces y dulces, La Boqueria es la prueba fehaciente de la versatilidad gastronómica propia de la cocina catalana y española. Tal es el caso de las mariscadas, el suquet de peix, esqueixada de bacallà, los chipirones a la andaluza, las patatas bravas y el jamón ibérico, entre otros tantos. 

Y es que no se puede seguir hablando de Barcelona sin tener que remontarnos una vez más a su legado cultural y arquitectónico, pues además cuenta con la basílica más alta del mundo católico que se haya construido jamás, La Sagrada Familia de Antonio Gaudí. Una obra de arte aún sin terminar, gran exponente del modernismo catalán y de la fusión orgánica entre el arte gótico y el Art Nouveau, que majestuosamente se impone sobre el paisaje urbano del barrio L’Eixample. Miles de turistas viajan cada año hasta Barcelona para apreciar el arte incomparable de esta obra arquitectónica y del genio artístico que fue y seguirá siendo Gaudí. La basílica tiene por fachada una serie de esculturas religiosas que relatan pasajes bíblicos específicos, desde el nacimiento de Jesús hasta su posterior crucifixión. Al interior, se simula un bosque custodiado por columnas colosales que emulan ser árboles iluminadas por múltiples vitrales que proyectan un prisma de colores otoñales sobre el ábside. Un lugar único que debe estar incluido en la lista de todo trotamundos al visitar Cataluña. El modernismo catalán de Gaudí también se encuentra entre los mosaicos de estructuras orgánicas y naturales del Park Güell, la Casa Batlló y la Casa Milà, más conocida como La Pedrera sobre el famoso Paseo de Gracia que conecta L’Eixample con la Plaza Cataluña, entre otras tantas joyas arquitectónicas que adornan la ciudad.

Pasemos ahora a hablar sobre los festivales y eventos culturales que se celebran cada año en Barcelona. Entre ellos se destaca el festival de Sant Jordi (San Jorge) que se realiza el 23 de abril y el cual es el equivalente al día de San Valentín pero con un toque más cultural porque también es el día mundial del libro que conmemora a dos grandes de la literatura universal, Miguel de Cervantes Saavedra y William Shakespeare. Las calles de Barcelona se llenan de estantes cargados de libros y de rosas con moños de colores para que tanto parejas como amigos puedan intercambiar flores y literatura, en un acto simbólico de celebración al amor y la cultura.

La noche del 23 de junio se celebra la verbena de Sant Joan (San Juan) en donde se hacen celebraciones masivas al rededor de hogueras acompañadas por comparsas en donde diablos y bestias danzantes arrojan fuego por la boca mientras bailan y animan a los espectadores. La noche se cubre con bengalas por el brillo intenso de los fuegos pirotécnicos y las llamaradas ardientes de las fogatas. Una festividad que une a las comunidades locales e invita a los turistas a ser partícipes de un mismo sentimiento colectivo de festejo y alegría.

Estas celebraciones también se extienden hasta las playas de Barcelona, en donde la música, el fuego y la  amistad se funden con la serenidad del mar en medio de la noche. Quedan numerosos detalles por fuera de este artículo que solo pretende dar un ligero esbozo de lo que implica experimentar Barcelona a nivel cultural. Es una especie de abrebocas que pretende incitar la curiosidad de los viajeros para que incluyan a esta magnífica ciudad en sus travesías. Solo me bastaron unos cuantos meses para darme cuenta, desde mi experiencia personal, de que Barcelona es una ciudad que lo tiene todo y que añoro con ansias volver a vivir allí algún día. Por el momento me despido con el caluroso adéu de los catalanes, esperando compartir con ustedes más vivencias sobre viajes y cultura en un próximo artículo. 

Written by Carolina Camelo